Reflexiones de cierre de año 2025: lo que tejimos juntas, lo que sostuvimos, lo que seguimos soñando

2025 se acerca a su fin, y en Mujeres Africanas y Afrodescendientes en Canarias sentimos la necesidad de hacer una pausa profunda, de mirar hacia atrás con honestidad y ternura. Este año ha sido intenso: un territorio lleno de luces y sombras, de aprendizajes forjados en la vulnerabilidad y en la fuerza compartida. Cada una de nosotras ha atravesado caminos distintos, pero nuestros pasos se han entrelazado en un mismo mapa emocional: los duelos, los miedos, el acoso, el cansancio extendido, los silencios que pesan y los llantos que a veces no caben en el cuerpo.

Pero también —y quizá sobre todo— ha sido un año en el que la comunidad nos sostuvo. Entre nosotras encontramos un idioma propio para nombrar lo que duele y para celebrar lo que renace. En cada encuentro, círculo, taller o publicación, fue tomando forma una verdad que repetimos con el corazón abierto: no estamos solas, nos tenemos.

Desde el Archipiélago entero, nuestras voces se siguieron encontrando. En Lanzarote, por ejemplo, el trabajo con menores cautelados nos recordó que la defensa de la vida digna empieza por acompañar con respeto, escuchar sin prisa y construir espacios donde las y los jóvenes afrodescendientes puedan nombrarse sin miedo. Allí, en ese territorio insular tan diverso, sembramos afectos que no son asistencialismo, sino alianza, cuidado integral y presencia comunitaria.

Este fue también un año para hablar sin rodeos sobre la violencia cotidiana: el racismo soterrado, el acoso, las miradas que deshumanizan, los estereotipos que se repiten cada carnaval, los silencios que duelen en los espacios institucionales. Lo nombramos porque sabemos que la palabra es antídoto, es memoria y es herramienta política. Lo nombramos porque queremos un archipiélago en el que nuestras hijas, nuestras madres, nuestras comunidades enteras, vivan sin miedo.

Y aun así, entre tanta dureza, nunca faltó la luz. La vimos en las iniciativas de apoyo mutuo, en el arte que sana, en los encuentros que nos permitieron respirar juntas, en cada abrazo que se compartió después de una sesión difícil, en cada taller donde se habló de antirracismo, autocuidado o feminismos negros desde la raíz.
La vimos en la alegría que no es ingenua, sino profundamente política.
La vimos en la certeza de que la comunidad es un lugar donde el dolor se transfigura porque se comparte.

Este año dejamos constancia de nuestra presencia en las calles, en los centros educativos, en los escenarios artísticos, en los espacios culturales y formativos del archipiélago. Seguimos construyendo un movimiento que no es solo resistencia, sino celebración de la vida en toda su complejidad. Un movimiento que sostiene a las mujeres y feminidades negras, africanas y afrodescendientes que vivimos en estas islas diversas; un movimiento que reivindica el derecho a existir con dignidad, a sentir con plenitud, a equivocarnos, a sanar, a imaginar futuro.

Mientras despedimos este 2025, ponemos la mirada en lo que viene: un 2026 donde nuestras luchas sigan siendo colectivas; donde el cuidado sea protagonista; donde ninguna niña, joven o adulta afrodescendiente tenga que pedir permiso para ser; donde nuestras ancestras caminen con nosotras, como siempre, abriéndonos caminos.

A nuestras socias, aliadas, colaboradoras, amistades, familias y a todas las personas que han acompañado este año con respeto y sensibilidad: gracias por sostener, por resistir, por cuidar y por creer en la fuerza de lo común.

Que 2026 nos encuentre juntas, más fuertes, más serenas y más libres.
Porque lo que tejemos en comunidad no se quiebra.
Porque nuestra existencia sigue siendo una forma hermosa de futuro.

🤎 Con cariño y gratitud,
Mujeres Africanas y Afrodescendientes en Canarias (MAFROCAN)